Leprosos

LEPROSOS
Jueves 28 de enero, 2021
Pastor Adolfo Membreño
Mateo 4:23
» Y recorrió Jesús toda Galilea, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo».

En el libro de Números 5:2 encontramos el pasaje donde Dios pide a Moisés que saque del campamento a los leprosos. La lepra es una enfermedad terrible en la piel, que pierde sensibilidad y va degenerando el cuerpo perdiendo algunos miembros principalmente de sus extremidades. En tiempos de Jesús ellos debían estar fuera de la ciudad y si estaban cerca de otras personas tenían que pregonar la palabra “inmundo” y así nadie se acercaba

Durante su ministerio terrenal, el Señor Jesús mostró mucha compasión por ellos y los sanaba instantáneamente. “Y he aquí vino un leproso y se postró ante él, diciendo: Señor, si quieres, puedes limpiarme. Jesús extendió la mano y le tocó, diciendo: Quiero; sé limpio. Y al instante su lepra desapareció.” (Mateo 8:2-3). Naamán, general de Siria vino a Israel buscando sanidad sin saber dónde encontrarla. Eliseo lo envió a zambullirse siete veces en el Jordán y quedó tan limpio de la lepra que su piel era como la de un bebé (2 Reyes 5:14).

Cuando las personas no tienen a Cristo y viven alejadas de Dios y de su misericordia, se les considera leprosos espirituales; están lejos de la familia de Dios y paulatinamente se van destruyendo internamente. Vivir en una vida de pecado no es estar enfermo, sino estar muerto espiritualmente. Pero la voluntad de Dios es que tengamos salud física y espiritual.

«Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos» (Hebreos 13:8). Hoy al igual que ayer, sigue haciendo milagros, porque al morir “…llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores;” (Isaías 53:4). Si usted está enfermo del cuerpo, Dios puede y quiere sanarte hoy mismo. Pero si su enfermedad es espiritual y no puede deshacerse de la lepra del pecado, Cristo principalmente murió por ese tipo de enfermedad del alma. La Biblia dice que “Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Jehová cargó en Èl, el pecado de todos nosotros.” (Isaías 53:6).